Supongo que recuerdan el famoso bar en calle Corrientes donde las camareras atendían desnudas a plena hora comercial.
El año pasado dicho bar cerró, supongo que dejó de dar rédito o algo así.
Este año, los dueño, tienen una propuesta dentro del estilo nudismo, que seguramente va a dar que hablar.
Están organizando una obra de teatro de desnudos, pero la novedad es que los que estarán desnudos serán los espectadores de la platea.
Los creadores de la idea, dicen que es el primer evento cultural nudista.
Más allá de la experiencia de la desnudez pública, que siempre conlleva un karma de situación bizarra o escatológica, el hecho de relacionar la situación con una visión cultural es un paso adelante, según mi modo de ver, en la destrucción del mito de la desnudez como hecho oculto o avergonzarte, incorporándolo al arte con la naturalidad que se merece tan incomparable obra como es el cuerpo.
La obra es un clásico: La casa de Bernarda Alba, de Lorca, que ha dado al teatro grandes satisfacciones, sumándose ahora esta propuesta, que encuentro original, novedosa y revolucionaria dentro de la propuesta de arte provocador.
La puesta en escena formula una forma de expresión de los sentimientos valiéndose de recursos que no contarán con vestuario o escenarios elaborados, sino con la expresividad de los actores.
O sea todo un desafío.
La identidad de los participantes será preservada, y no tiene la intención de ser una fiesta nudista, sino la representación de una obra teatral en clave nudista, en la que público participará igualmente desnudo.
Se sabe que las localidades ya están agotadas.
En mi opinión era hora que se integrara la belleza del cuerpo desnudo, a las opciones de las propuestas de espectáculos, sin que sea necesariamente caer en bares de desnudistas que son una única posibilidad.
Vino esta excelente idea a competir con el ya famoso “caño”, que tanto ha popularizado las extravagancias recientes de la televisión.
Yo no me lo pienso perder.
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